ARMA DE INGENIERÍA
Las raíces de nuestra Ingeniería Militar las encontramos en los orígenes de la humanidad. Allí están presentes los soberbios monumentos y los muros secos que nuestros aborígenes construyeron con sus manos, y que fueron admirados por los conquistadores.
Los caminos y parcelas de ríos menores, los tambos y fortines, los patios y depósitos logísticos para la guerra, que, junto a los desvíos y trampas mortales de los cuales conocieron Diego de Almagro y Pedro de Alvarado, en la dimensión del gran Rumiñahui, constituyeron una ingenua pero eficaz Ingeniería.
Consolidado el poder español, el aborigen se redujo al silencio. Cuando la Colonia contaba con algunas generaciones de mestizos, la Ingeniería durmió casi tres siglos, inmersa en el Ejército Español. No obstante, sin nombre ni apellido, sin doctrinas ni objetivos definidos, cumplía sus tareas militares. De esta forma, mejoró los puertos, facilitando el paso de las tropas a través del callejón Interandino. Hizo presencia en el Ejército Español, con quien bregó 200 años al puro estilo de sus viejas tradiciones.
CABALLERÍA BLINDADA
La insignia del Arma de Caballería Ecuatoriana fue implantada mediante el Decreto Ejecutivo del 19 de octubre de 1927. Este, refiriéndose a la Caballería, le señala como color distintivo el azul (Art. 5) y como insignia (Art. 46), dos lanzas cruzadas, de iguales dimensiones, con sendos banderines tricolores. Estos elementos simbolizan el valor de los Lanceros del Pichincha y los Granaderos de Tarqui, que los portaron con valor en los campos de batalla. Estas lanzas se utilizaron hasta 1989.
La insignia usada por primera vez por las Fuerzas Blindadas en Ecuador fue la escarapela. Era usualmente empleada por los tanquistas norteamericanos, cuya influencia en nuestro país se dio ante la presencia del material blindado de ese origen y de sus instructores. Dicha influencia se encuentra representada por un tanque M-26, y dos sables, distintivos de la legendaria Caballería Norteamericana, sobrepuestos. Esta insignia también duró hasta 1989.
A partir de este año, frente a la decisión del Comando General del Ejército de fusionar las Armas de Caballería y Fuerzas Blindadas, se creó la nueva insignia del Arma de Caballería Blindada. Esta se encuentra integrada por el tanque M-26 de las Fuerzas Blindadas y las dos tradicionales lanzas tricolores de la Caballería Ecuatoriana. El tanque representa la movilidad, la potencia de fuego y la acción de choque; por su parte, las dos lanzas, el valor de los Lanceros del Pichincha y los Granaderos de Tarqui. El esmalte oro de su tanque simboliza nobleza, poder, Historia y Tradiciones Militares del Ejército Ecuatoriano
luz, constancia y sabiduría; y el tricolor de las lanzas, la riqueza de su tierra (amarillo), el cielo (azul), y la sangre derramada por sus héroes (rojo). Esta insignia es portada actualmente por todos los soldados de Caballería Blindada, en la solapa del uniforme.
INTELIGENCIA MILITAR
La inteligencia militar es la tarea, cumplida por lo general por unidades específicas dentro de las Fuerzas Armadas, de recoger información acerca del enemigo actual o potencial para permitir planear adecuadamente las eventuales operaciones. Asociada tradicionalmente al espionaje, la inteligencia abarca la recolección de información de la capacidad tecnológica, el orden de batalla, armas, equipo, entrenamiento, bases militares, comunicaciones y la detección de radares. La colección de inteligencia es vital para proveer información exacta y reciente para que un comandante pueda usar inteligentemente de sus recursos. Aunque la tarea es de carácter militar, a nivel mayor se incluye información diplomática, política, económica y demográfica en tiempo de paz.
La formación de departamentos profesionales de inteligencia militar se produjo a lo largo del siglo XIX; el progreso de la tecnología en el siglo XX les sumaría a las tareas tradicionales de espionaje un gran arsenal de recursos técnicos, desde las imágenes, la intercepción de comunicaciones en conjunto con el criptoanálisis, análisis de patrones comunicativos, la detección de radares y otras funciones, como la inteligencia humana, las operaciones clandestinas, la desinformación, la decepción y la contrainteligencia.
COMUNICACIONES
El Arma de Comunicaciones, como arma de apoyo de combate, se torna indispensable para el ejercicio del mando, la coordinación y el control de las operaciones militares. En tiempos de guerra, es la primera en entrar y la última en salir; y en tiempos de paz, es la responsable de apoyar eficientemente la ejecución de las actividades administrativas de la institución en la conducción militar, utilizando todos sus medios.
Esta Arma tuvo un proceso de crecimiento, desarrollo y llegó a una etapa en la que, como efecto del desarrollo y el fortalecimiento del Ejército, era imperiosa la creación de una especialidad. Su entrenamiento, equipamiento y misión debían posibilitar el ejercicio del comando y el control.
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